Después de pasar estas semanas inmersa en el diseño del Taller participativo sobre los 7 hábitos de Covey, me he dado cuenta de que muchas veces se desaprovecha y malgasta todo el potencial de aprendizaje que pueden ofrecer los talleres. De hecho,en muchos los participantes están callados, se convierten en asistentes pasivos, el coordinador del taller da una «charla» al grupo y están ausentes las preguntas y discusiones.
¿Cuántos no hemos salido decepcionados de una acción formativa? ¿Cuántos no hemos abandonado esa formación o aguantado para cumplir otros objetivos (obtener unos créditos, conseguir un empleo, obtener un diploma necesario para mi actividad profesional,…)?
La definición de taller destaca que es un programa educacional corto e intensivo, para una cantidad relativamente pequeña de personas, en un área de conocimientos determinada que hace énfasis en la participación para la resolución de problemas. Sin embargo, es justamente esto último lo que generalmente falta.
¿Por qué? ¿Qué se puede hacer para crear talleres más efectivos?
Entre los consejos más comunes e importantes destaca el de realizar una planificación cuidadosa antes del taller, de los contenidos, las actividades, los materiales, las sesiones, etc. Para realizarla, podemos seguir los siguientes pasos.
Definir los objetivos
Decidir lo que intentamos lograr con el taller y porqué es importante hacerlo. Por ejemplo, ¿intentamos transmitir información nueva o mejorar las capacidades existentes? ¿Queremos facilitar las situaciones actuales o generar un cambio de comportamiento?
Hay que determinar el objetivo con claridad y cuidado, ya que inevitablemente va a influenciar el método de enseñanza, los contenidos, las actividades y la organización de las sesiones
Averiguar quiénes van a ser los participantes
¿Qué conocimientos tienen sobre el tema? ¿Cuál es su experiencia previa? ¿Cuáles son sus necesidades y expectativas?
Aunque no siempre es posible conocer por adelantado a los participantes, en general, es posible obtener información relevante de los mismos a través de breves preguntas al momento de anotarse.
Decidir el formato apropiado y el número de sesiones
Hay varios métodos de enseñanza que se pueden usar para involucrar a un grupo en el aprendizaje activo, como los estudios de casos, los juegos de rol y simulaciones, los vídeos, demostraciones en vivo, y oportunidades para practicar habilidades particulares.
Respecto a las sesiones, buscar el número adecuado para la consecución del objetivo fijado. En caso de que existan limitaciones de tiempo, distribuir muy bien los recursos para obtener la mayor eficiencia.
Una vez realizada la planificación, pasamos a hablar del taller en sí mismo. En este caso, la palabra clave es flexibilidad, ya que hay que estar preparados para abandonar la agenda en caso de que sea necesario. Para el desarrollo del taller, destacaría las siguientes sugerencias:
Presentar a los participantes entre sí
Es esencial determinar quién es nuestra audiencia y sus expectativas. Conocer a los participantes nos permitirá enfocarnos correctamente en el material y contenido. Con esta información deberemos encontrar un equilibrio entre las cosas a explicar y poder así satisfacer las expectativas del grupo.
Contar los objetivos de la sesión
Contar lo que esperamos lograr en el tiempo disponible, decir lo que vamos a hacer y lo que no vamos a hacer. Mostrar la agenda de eventos para que los miembros del grupo sepan lo que ocurrirá. Es bueno recibir feedback sobre la agenda para asegurarse que el plan sugerido es útil para el grupo.
Crear un ambiente relajado
La presentación inicial de los participantes y contar la agenda por adelantado ayudan a conseguir un ambiente de cooperación. Otros recursos a emplear para reforzar este ambiente, serían la participación activa y las preguntas.
Fomentar la participación activa y la resolución de problemas
Hay que involucrar a los participantes en todas las etapas de la sesión. Invitarlos a preguntar, discutir en el grupo y debatir. Fomentar a los participantes a aprender entre ellos y a participar. Si surge un problema, permitir que el mismo grupo intente resolverlo.
Para ello podemos recurrir a la organización física del lugar (ordenar el espacio para que los participantes puedan verse directamente), limitar el número de asistentes, si no es posible, dividir el grupo en equipos pequeños de trabajo. En particular, se le puede pedir a los miembros que trabajen con un grupo de problemas o practiquen alguna habilidad.
Proporcionar información relevante y práctica
Los participantes tienen que sentir que aprendieron algo. Los talleres se hacen para promover la adquisición de nuevos conocimientos, aptitudes y capacidades, por lo tanto, se debe brindar alguna información.
Se pueden utilizar mini-charlas o pequeñas presentaciones durante el taller. Estas charlas ayudan a brindar la información básica y asegurar un terreno común para la discusión. Los participantes tienen que tener la oportunidad de responder a la información que se les presenta. También se tiene que fomentar las preguntas y comentarios de los asistentes.
Recordar los principios de aprendizaje de los adultos
Los adultos llegan a las situaciones de aprendizaje con distintas motivaciones y expectativas sobre los objetivos y métodos del aprendizaje. Más aún, gran parte del aprendizaje de adultos significa re-aprender, en vez de aprender nuevas cosas, y en general no les gusta el rol de estudiante. Los incentivos para el aprendizaje de adultos suelen venir de los motivos internos de cada persona. Por lo tanto, es importante respetar el conocimiento y la experiencia previa del grupo, su motivación para aprender y su potencial resistencia al cambio.
Ir adaptando el ritmo de las sesiones
Buscamos la fluidez, que el ritmo mantenga la atención de los participantes. Es mejor ir intercambio distintos tipos de actividades y descansos para proporcionar momentos de aprendizaje más rápido con otros momentos de reflexión.
Resumir la sesión y pedir feedback al grupo
Al finalizar, volver a decir lo que se intentó lograr con la sesión, sintetizar los puntos principales y discutir los planes a seguir, si procede. A veces, puede resultar útil pedirle al mismo equipo que resuman lo que aprendió durante la sesión. Además, pedirle al equipo su feedback sobre si se cumplieron los objetivos y qué harían para mejorar la sesión en el futuro.
Disfruta y diviértete
Es importante que disfrutemos lo que hacemos. Si estamos cansados del material que presentamos, abandonemos el tema. Si no nos interesa tener interacciones con equipos pequeños, probemos con otro formato, pero no lo llamemos taller.
Por último, si realmente estamos disfrutando el momento, y no estamos aburridos con lo que hacemos, es probable que los participantes lo estén pasando bien y logren aprender algo en el proceso.